El primer BuJo que vi
La primera vez que vi un Bullet Journal, y que me hablaron de ello, fue una alumna en un taller de caligrafía en Ideas en Polvo.
Era Susana. Su Aguado. Su.
Y resulta que con el tiempo, Su ha pasado de ser alumna. A ser mi profe-coach del bullet journal. Como comentábamos el otro día: es mi mentora.
Como ya conté en la primera parte en mi blog, el origen verdadero del Bullet Journal, viene de EEUU, de un señor que se llama Ryan, y tal y cual. Pero no es de esto de lo que yo os quiero hablar.
Pero yo quiero hablaros de “mi origen” del Bullet Journal.

El Bullet Journal de Su Aguado
En aquel taller, Su lo sacó. Porque por supuesto, lo llevaba en su bolso.
Lo abrió. Nos lo enseñó, y explicó un poco por encima qué apunta ella en su BuJo.
He dicho que «explicó por encima», pero ojo, porque le dio tiempo a enseñarnos y contarnos que :
- Llevaba la cuenta de los episodios que va viendo, cuáles y de qué series (incluso). Sabiendo en consecuencia las horas que le dedica.
- El humor con que se levanta cada mañana, en unos gráficos de colores.
- Las horas de sueño de cada noche. Viendo, con el tiempo, que estas horas de descanso y el humor de cada mañana del punto anterior, tienen una relación directa. Jaja.
- Y por supuesto, tareas para hacer en casa. Tareas para hacer en el trabajo. Con un color asignado a cada uno.
- Creo recordar, aunque de esto no estoy segura, que también llevaba control del agua que bebía, o de las frutas que comía. O algo en definitiva de los hábitos alimenticios.

¿Una locura?
En definitiva, me hicieron los ojos chiribitas. Me pareció una locura.
Una locura de estar pendiente de apuntar tanta cosa.
Una locura de usar tantos colores y generar tanta gráfica y registro.
Una locura de generar conclusiones y sumas y controles.
En cambio, aunque mis ojos hacían chiribitas, los de Su Aguado eran todo brillo. De un brillo intenso.
Lo contaba con una contundencia que pasmaba.
Y afirmaba encima que no era una carga, si no todo lo contrario. Para el poco tiempo que le dedicaba, era increíblemente útil a la larga.

Nota mental: El Bullet Journal merece un análisis
Su Aguado iba pasando por encima por mis percepciones de locura, y dejando una nota mental de “esto hay que analizarlo con calma un día”.
Y como en ese momento no tenía Bullet Journal para apuntarme esa nota mental, tardé más de un año en conseguir sentarme a analizarlo…
Mi momento llegó cuando desde Ideas en Polvo sacaron un taller de Bullet Journal, impartido por supuesto por Su Aguado.
Me hice con una plaza en el mismo momento en que me enteré.
El taller fue en febrero 2019. Iniciamos una libreta en el taller. Y ahora, septiembre de 2019, estoy pensando en iniciar otra con el principio de curso escolar. Parecerá que me he venido arriba, pero es que la libreta de Rhodia que nos dieron en el taller, ya llega a su fin : ). Y ahora estoy disfrutando de la decisión de quién será mi nueva libreta para mi BuJo. Como siempre: despacito y buena letra.
Al taller asistimos dos tipos de alumnos: los que estaban interesados en técnicas de decoración para el BuJo, y los que estábamos interesados en mejorar la productividad gracias a él.
Y todos salimos contentos. Eso demuestra lo bien montado que está.
Aparte de mejorar mi productividad (por desgracia, mejorar no es hacerla infalible). He conseguido aumentar mis prácticas de lettering. Una por semana al menos : )
Y ya, solo por esto, ha merecido la pena llevar un BuJo siempre encima.
¡Gracias Su!